[versión editada
del texto original]
Ocurre que en el mundo de la tragedia griega se
nos presenta un doble panorama. Por una parte, las fuerzas enfrentadas y sus
conflictos, que son con frecuencia las del héroe; del otro lado, el espíritu
con que son juzgados estos conflictos y la búsqueda por hallar a aquellos que
por sus virtudes y su valentía se convierten en héroes y aquellos que por sus
vicios y su arrogancia cayeron en desgracia
Carlos María de Bustamante pensaba que Antonio López de Santa Anna había
contado siempre con la fortuna de un pícaro, pero en la guerra solo
estuvo el pícaro, esta vez,lleno de infortunio. Santa Anna decía que la falta
de fortuna era buena porqueera el crisol de las naciones, y la grandeza de la
mexicana nunca sería másgrande que cuando luchara contra el destino para
arrancarle la victoria que Dios y la justicia prometen.
Existe evidentemente la tragedia de destino, como
la tragedia en que se expía un pecado que tiene una vigencia, por decirlo así,
autónoma; existe también una tragedia en que el hombre llega a desintegrarse en
un mundo hostil, sin que se vea el sentido de su sacrificio. En todo caso,
decimos, su característica es la acción; la misma palabra δράμα (drama)
significa acción. Nada más lejos, pues, del héroe trágico griego que el ser
víctima resignada de un destino adverso ante el que huye, o víctima pasiva en
un mundo incomprensible ante el que apenas trata de defenderse.
Pero precisamente de su acción, en este caso y en los demás, viene su
sufrimiento; porque junto a la nobleza y la decisión ante la acción es el
sufrimiento el tercer rasgo común del héroe trágico. Y es también el más
general, ya que es el único que ha quedado indisolublemente asociado al concepto
de lo trágico en todas las centurias. El sufrimiento puede estar al fin: muerte
o desgracia del héroe vencedor, miedo y dolor no son más que dos reflejos del
sufrimiento humano, no aisladamente el uno del otro, pues el miedo y la
angustia son el presentimiento de la ruina, son la conciencia de la falta
también.
No ha de haber sólo acción y sufrimiento, sino
también, como dijimos al principio, interpretación de esa acción y ese
sufrimiento. Pero esta presencia del dolor y de la muerte no paraliza nunca la
acción del héroe. En el mito de la Ilíada, Héctor afrontará la muerte fuera de
la muralla por no humillar su honor ante los troyanos; y Aquiles, que sabe que
la muerte le espera, no se abstiene de dar satisfacción a su venganza.
La tragedia, como hemos anticipado, representa un
avance en este terreno; intenta casi siempre establecer la causa de las cosas,
ya sea apoyándose en el concepto de la justicia agraviada, ya en el del orgullo
del hombre que —a veces sin conciencia de ello— se sale de sus límites. Al
menos, es común que sea la acción humana en general y no un componente aparte,
diabólico, de ella, la que provoca el sufrimiento. Y también que, pese a ello,
la acción sea aceptada como inseparable del hombre superior.
Lorenzo de Zavala, dice atinadamente de Santa
Anna: Es un hombre quetiene en sí un principio que impulsa siempre a obrar,
y como no tieneprincipios fijos, ni un sistema arreglado de conducta pública,
por falta deconocimiento, marcha siempre a los extremos en contradicción consigo
mismo. Nomedita las acciones ni calcula los resultados. Se podría agregar a
esta descripción el deseo de poder y gloria que compartían soldados y criollos,
y Santa Anna fue ambos a la vez.
La ambigüedad del caudillo dio lugar a muchas
sospechas y no era un secreto para los que lo describieron hacia 1847.
Bustamante lo vio como un fenómeno de la especie humana, pero también
como un hombre que seplegaba a las circunstancias. Le parecía que todos
los de su tiempo sabían lo que había sido Santa Anna desde 1822, y lo que
acabaría siendo alentregar a México. Dijo, al citar a unos
"extranjeros" que Santa Anna era el héroe de cuarentaderrotas.
Fue a partir de la invasión que México sufrió por
parte de Estados Unidos, entre 1846 y 1848, que se conserva una emoción
colectiva respecto a Antonio López de Santa Anna, una que sostiene que
traicionó a la patria. Esta percepción provino de la acusación pública que hizo
el diputado Ramón Gamboa en 1847. Así, dice Gamboa:
Meanima, pues, el íntimo convencimiento que
tengo de que México si dobló sucerviz al yugo y si puso sus manos y pies para
recibir las cadenas delamericano, esto no fue debido, como dice el General
Santa Anna, á la infamia ycobardía de nuestro Ejército y á la ruindad y vileza
del pueblo mexicano, sinoa S.E. mismo, que estaba puesto á la cabeza y que
gobernó toda defensa.
[Ramón Gamboa,
impugnaciónal informe de Exmo. Sr. General D. Antonio López de Santa Anna y
constancias enque se apoyan las ampliaciones de la acusación del Señor Diputado
D. RamónGamboa. 15 de Julio de 1849].
Dichas acusaciones fueron las que fácilmente abrigaron las llamadas clases
populares. La otra interpretación dice que no entregó a la patria. No deja de
ser interesante recordar las percepciones de aquellos que han escrito sobre
Santa Anna, por ejemplo, José María Roa Bárcena, porque aunque él sostenía la
notraición, consideraba que el punto de vista de sus opositores era patriota e
inteligente.
Guillermo Prieto señaló que Santa Anna era un
hombre que estaba enteramente fascinado; que era despreciativo con la
voz de la ciencia; que exigía la humillación de los quelo rodeaban y que era
inaccesible a la razón y a la ingenuidad. José María Roa Bárcena lo vio como un
hombre inclinado desde su juventud a los ardides y las mentiras.
Lucas Alamán, en varias cartas, escribió de
nuestro personaje que era derrotado en todas partes, mientras los periódicos lo
insultaban y se mofaban de él, asunto que lo hizo carecer de todo prestigio y
arrastrar una triste existencia en la presidencia. También dijo que Santa Anna era
un hombre aquien no le chocaba nada, caer en las más chocantes contradicciones
entreconducta y palabras. Dijo que en el México de finales del decenio de
los cuarenta se vivía una total inseguridad y desconfianza de todo lo que
provenía del gobierno. Agregó que se conocía a los que mandaban por la
calificación de quién era peor, y que todos sedejaban despiadadamente
robar de ellos".
El general Santa Anna desde un manifiesto a los
mexicanos fechado en San Luis Potosí el 26 de enerode 1847, vindicó su conducta
y se opuso a que se le considerara un traidor. Dijo estar dispuesto a renunciar
al mando del ejército y fue de la opinión que había que continuar la guerra
para garantizar la existencia de la nación. Dos meses después, al protestar
como presidente interino exhortó a la unión para proseguir la guerra y salvar
así la independencia y el honor de México. Después de sus sonadas derrotas, el
16 de septiembre de 1847 al presentar su renuncia a la presidencia de la
república, Santa Anna lo llamó un manifiesto día funestísimo para la nación.
Dijo que tanto al recibir el poder como al dejarlo no había aspirado más que al
bien de su carapatria. Reconoció haber cometido errores en el desempeño
de sus obligaciones, pero pidió que estuvieran seguros de que sus deseos y sus
esperanzas no habían conocido otro estímulo que,
el noble de sostener el
rango de nación en que vi la luz primera y que me ha colmado de honores y
beneficios.